La Cabalgata de Reyes: una celebración que sigue ensalzando la explotación animal

En la Cabalgata de Reyes Magos de 2019, las autoridades de varias localidades canarias se han posicionado del lado de la explotación animal al dar rienda suelta a la participación de animales en los desfiles celebrados durante la noche del 6 de enero, desoyendo a los especialistas en salud animal quienes desaconsejan la utilización de animales en toda fiesta y celebración popular.

 

Así, localidades como Las Palmas de Gran Canaria, Vecindario o La Laguna han forzado a varios camellos (cedidos por un zoo-no-lógico de Fuerteventura) a participar en unos desfiles que merman sus estándares de bienestar. Aunque todos estos casos comparten el denominador común de la explotación, dado que la utilización de animales por el ser humano supone privarlos no solo de su libertad sino también de la oportunidad de desenvolverse en su hábitat en condiciones naturales estableciendo lazos afectivos y relaciones sociales, el caso más evidente de maltrato se produjo en La Laguna, donde un camello que transportaba a uno de los reyes magos acabó colapsando ante la muchedumbre.

Este nefasto resultado no es fruto de la casualidad. Como afirma la Asociación de Veterinarios por la Abolición de la Tauromaquia (AVATMA), la disminución del bienestar está ligada a la exposición a un entorno ambiental ajeno al natural de los animales: “ninguno de esos individuos [dromedarios, caballos, camellos, ovejas] está adaptado a las condiciones antinaturales que les suponen desfilar y estar expuestos a golpes y caídas sobre el asfalto y a andar entre el gentío, la música, los gritos, las luces artificiales, los destellos de los flashes e incluso algún eventual elemento de pirotecnia”.

Fuera de su entorno natural y expuestos a intensos estímulos ambientales, como seres sintientes que son, son altamente susceptibles de sufrir miedo e importantes dosis de estrés que se traducen en el deterioro de su salud. 

Por lo tanto, la única forma de garantizar y cuidar la salud de estos animales reside en la reconversión de unas celebraciones en la que los animales son forzados a tomar parte en ellas en otras en las que la ilusión la lleven los reyes magos (los verdaderos protagonistas de la Cabalgata) y no los animales y, sobre todo, garantizándoles una vida en su lugar natural, el cual no ha de ser un foco desencadenante de malestar y estrés como lo son los zoológicos y las celebraciones populares.