Suelta de tortugas en el Bioagaete

Hoy viernes 19 de agosto se celebraba en Agaete una suelta de tortugas bobas, las cuáles llegaron hace un tiempo a las costas de Gran Canaria, éstas fueron recogidas por alguna persona o institución ya que se encontraban heridas o enfermas, lo que para su mejora se llevaron al centro de recuperación de la isla.

La suelta de tortugas nos parece una actividad muy importante, pues todo animal recuperado necesita volver a su hábitat.

En los pregones de la suelta, veíamos como cientos de personas se acercaban a contemplar dicha actividad. Todo era normal. El veterinario del Cabildo Pascual Calabuig decía unas palabras muy importantes a los niños y niñas como: proteger el medio marino, no tirar basura, así como contar brevemente la historia de las tortugas. Los niños/as que allí se encontraban, se situaban por detrás de un cordón de seguridad para evitar el contacto directo con las tortugas.

De repente, llegaron las dos tortugas en cajas diferentes y empezaron a levantarse las personas que allí estaban. Estas personas se agolparon corriendo hacia las cajas para hacerles fotos y tocarlas, haciendo caso omiso a la advertencia de los técnicos de que no se acercaran a ellas para no atosigarlas, dejarlas nadar libremente, así como les dijeron a los niños/as que estaban nadando en el agua con gafas y tubos que dejaran un pasillo para no agobiarlas.

Pues bien, tras esto, el veterinario empezó a motivar a los niños/as para que se acercaran y tocaran a las tortugas, retrasando la entrada de las mismas en el agua. Soltaron a la tortuga de mayor tamaño, ésta salió corriendo hacia el agua donde le esperaban multitud de niños/as y personas adultas que empezaron a seguirla durante todo el trayecto.

Al finalizar el evento, me quedé para hablar con el veterinario y explicarle cómo me había parecido la actividad, encontrándome con una actitud de prepotencia e ironía por parte de este, incluso desviando la atención a otros temas que no venían al caso, como el los toros.

Mi explicación ante lo sucedido fue que me parecía poco ético dejar que las personas se acercaran y tocaran a las tortugas, habiendo un perímetro de seguridad, ya que éstas podrían sufrir de estrés, a lo que él me comenta que es una actividad donde los niños/as aprenden y tienen contacto directo con los animales, que gracias a esto nunca se iban a olvidar de esta experiencia.

En conclusión, la suelta de tortugas se ha convertido en un espectáculo más como los toros, zoológicos, acuarios. Ver a todas esas personas abalanzarse contra ellas es de poco respeto hacia los animales, pudiendo estar mas controlado todo este tipo de eventos, que con esto no queremos decir que no se realicen más, sino que se tenga más control.

Algo tan normal para nosotros, como querer jugar con ella, puede fatigarla y provocarle gran tensión, llegando incluso a presentarse un cuadro de estrés que cause fallos en su sistema inmunológico echando por tierra todo el trabajo realizado por esos mismos profesionales y todo lo que ello conlleva.

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