MANIFIESTO CONTRA EL CIRCO CON ANIMALES

Ayer sábado 21 de noviembre, la asociación Voces Animalistas en colaboración con la protectora Adopta Un Amigo en Gran Canaria e Infocircos organizaron una protesta contra el circo con animales a las puertas del Circus Kaos, en la Avenida de Escaleritas.
Desde la asociación se lucha por conseguir que Las Palmas de Gran Canaria sea declarada ciudad sin circos con animales, como ya lo hiciera Puerto de La Cruz en Tenerife.
Durante tres horas seguidas gritaban “No al circo con animales”, “Animales inocentes en prisión”, “Menos circos, más educación”, pidiendo al circo Kaos que no viniera más a tierras canarias.
Los circos con animales son responsables del sufrimiento y la esclavitud de animales no humanos, a los cuales tienen sometidos, bajo opresión y dominación tanto durante el espectáculo como fuera.
Rechazamos totalmente el uso de animales en circo, en primer lugar porque los animales están privados totalmente de su libertad, donde viven  toda su vida, en una diminuta jaula, en el remolqué de un camión. Muchas veces esta falta de libertad, y de movimiento, les produce trastornos graves de ansiedad y estrés.

Todos estos animales que son obligados a vivir en los circos, los tigres, leones, oso, perros, elefantes, etc. viven privados de libertad durante toda su vida y la mayoría de las veces solo salen de sus jaulas, cajas o son liberados de sus cadenas para ser obligados a realizar ridículos trucos. 

Muchas veces acudimos a estos centros, con la idea de que nuestros hijos/as pueda tener contacto con animales que en otras circunstancias no podrían ver, pero no estamos enseñando a nuestros hijos/as el comportamiento verdadero de estos animales.

Debido a la falta de ejercicio, socialización, actividad o entretenimiento los animales utilizados por los circos son víctimas a menudo de graves enfermedades mentales, junto a comportamientos estereotipados, es decir moverse de lado a lado de manera repetitiva, golpes en la cabeza, morder los barrotes y automutilizarse son solo algunos de los síntomas más comunes de desordenes psicológicos que manifiestan debido al encierro y el trato que reciben en los circos.

Los trucos: Aquellos números o trucos que tanto gustan al público se obtienen tras horas de entrenamiento durísimo que causa una gran cantidad de angustia y sufrimiento a los animales sometidos. Al padecimiento físico provocado por la repetición incesante de ejercicios que les resultan muy incómodos y los golpes que demasiadas veces reciben por parte de sus "adiestradores" para que aprendan de manera rápida y sean "obedientes", se une el dolor psicológico ocasionado por la confusión de no entender muy bien por qué son obligados a llevar acabo dichos trucos. Los elefantes, los tigres, los leones u otros animales nunca andarían en bicicleta, ni atravesarían bolas de fuego, ni sostendrían pelotas por sí mismos, estos trucos en realidad son incómodos para ellos, lo hacen en contra de su voluntad y porque tienen miedo de las consecuencias que tendría no hacerlo.
El transporte de una ciudad a otra: Los circos viajan miles de kilómetros para poder llevar su espectáculo a diversas ciudades, pueblos y paises. Los animales obligados a formar parte de estos circos padecen enormemente durante estos largos viajes y muchos mueren en el camino. En estos viajes, lo único que conocen los animales son las cadenas que les impiden moverse y las jaulas donde viven en las que comen y duermen. En ocasiones los compartimentos en los que viajan no cubren ni sus necesidades más mínimas, la falta de ventilación, de comida y/o agua o de cuidado veterinario convierten estos viajes que pueden durar varias semanas en auténticas pesadillas.
Las enfermedades y la muerte: Debido a la falta de ejercicio, socialización, actividad o entretenimiento los animales utilizados por los circos son víctimas a menudo de graves enfermedades mentales. Comportamiento estereotipado, es decir moverse de lado a lado de manera repetitiva, golpes en la cabeza, morder los barrotes y automutilizarse son solo algunos de los síntomas más comunes de desordenes psicológicos que manifiestan debido al encierro y el trato que reciben en los circos.

Zoocosis: El confinamiento extremo lleva a los animales a padecer zoocosis. En 1992, Travers creó ese término para referirse al comportamiento anormal de los animales de los zoos, apuntando que podría ser la prueba de que el cautiverio conduce a la neurosis.

Según Travers, un animal zoocótico es aquella que ha sufrido daños mentales debido a la cautividad. Si un animal (incluidos los animales humanos) no tiene control sobre su entorno y no puede ejercitar su cuerpo ni estimular su mente, empieza a desarrollar una serie de comportamientos repetitivos o “estereotipados”. La zoocosis puede presentar los siguientes síntomas:
  • Deambular constantemente: caminar de arriba a abajo, siguiendo el mismo recorrido sin cesar. Pueden presentar este comportamiento felinos y cánidos. 
  • Dar vueltas en círculos. 
  • Lamer repetitivamente las paredes, barrotes o las puertas de la jaula. Las jirafas suelen presentar este comportamiento. 
  • Morder repetitivamente. 
  • Girar el cuello de forma antinatural: suele ser característico de primates en cautividad. 
  • Balancearse: balanceo constante de lado a lado mientras permanecen de pie. Se puede observar en elefantes. 
  • Mecerse: balancearse hacia delante y hacia atrás de forma obsesiva, a veces en postura sentada y abrazando a alguna cosa. Suelen presentar este comportamiento los simios y las simias. 
  • Apatía: pasividad y falta de reacción a los estímulos. Esto suele ser causa de la marginación y la separación forzosa de sus grupos sociales. 
  • Agresividad: hacia objetos y animales, humanos o no. 
  • Automutilación: los animales que sufren zoocosis pueden auto-infligirse daños como morderse la cola, las extremidades, o golpearse la cabeza contra la pared. 
  • Coprofília: modo antinatural de comer y jugar con los excrementos. 

La vida de cautiverio en el circo conlleva inherentemente el confinamiento, la falta de estímulos y la pérdida de control sobre el entorno. El hecho de que distintas especies de animales se vean obligadas a vivir unas junto a otras, hace que ciertos individuos muestren comportamientos de huida, incremento en las pulsaciones del corazón y otros signos de estrés que hacen que siempre estén en alerta.

Los animales forzados a trabajar en circos deben sufrir los desplazamientos constantes de un lugar a otro, en condiciones de hacinamiento y generalmente insalubridad, además de estar sometidos a todos los rigores climáticos y de temperatura que comporta el transporte. En muchas ocasiones se ven privados del cobijo contra el sol, la lluvia, el frío o el calor.

El transporte y la captura pueden llevar asociado el desarrollo de algunas enfermedades:
  • Miopatía de captura: se puede manifestar de diversas maneras como ataxias, parálisis, fallos cardíacos, etc. 
  • Trastornos hormonales. 
  • Enfermedades de la piel. 
Hace algunos decenios, los circos mostraban las “aberraciones de la naturaleza”, personas con deformidades físicas o mentales, que eran ridiculizadas y transformadas en objetos de risa y burla de la sociedad. Hemos avanzado un paso y ahora respetamos y fomentamos el bienestar de estas personas, pero aún nos queda mucho por aprender y discernir.

Vestir a los animales con ropas de espectáculo y hacerlos ejecutar actos estúpidos es como arrastrar desde el pasado una pesada roca de insensibilidad y brutalidad.

Les invitamos a cualquier hora del día, dar una simple vuelta por los alrededores del circo, y podemos claramente analizar, observar el trastorno que les conlleva estar encerrado, en este mismo circo, se ha podido ver, que el tigre, no para de dar vueltas, repitiendo una y otra vez el mismo movimiento cíclico, esto es un trastorno, que se denomina, esterotipia.

En tus manos, está el poder de cambiarlo, no seas cómplice de su sufrimiento, di no al circo con animales.
«La noción de que es divertido ver animales siendo coaccionados para actuar como torpes humanos, o entretenido ver a animales fuertes reducidos y acobardados por golpes y latigazos, apoya la vieja idea de que somos superiores a animales de otras especies y tenemos derecho a dominarles.»
Dr Desmond Morris, antropólogo y experto en comportamiento animal.


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